Aprender a esperar.

"El cargador y el celular, no entran.

Llevamos todo picadito: la cebolla, la zanahoria, la carne...todo para que ella se pueda cocinar.
Tiene tele, colchón, crema enjuage pero yo creo que tantos años no le van a dar..., no seño ? "

La que me pregunta si su mamá estará mucho tiempo alejada de ella, se llama Violeta y tiene seis años.
Se sienta muy cerca de mi escritorio porque le gusta practicar cómo se escribe su nombre y contarme  que fue a ver a su mamá a la cárcel.

"Fui con mi hermana y la bebé de ella.
Una mujer nos revisaba para poder entrar.
A mi hermana le sacaron toda la ropa.A mí, me revisaron los bolsillos del buzo y me tuve que sacar las zapatillas .El pañal de la bebé también lo revisan."

Su compañera de banco, Brisa, interrumpe el relato de Violeta y se ríe con lo del pañal y cuenta que ella todavía no pudo ir a ver a su papá porque está en un penal muy  lejos pero que pronto,  la señora que consigue pasajes gratis para el micro le va a dar uno para ella también.

"Tiene que declarar ahora.
A la que la mandó en cana le va a pegar porque ella no hizo nada, fue otra la que le robó la mochila al pibito.
Está gorda porque toma mate todo el día. También escribe cartas, se las escribe una amiga que se hizo ahí.
Le mostré el cuaderno y le gustó el dibujo que hice del cuento, ese de los monstruos buenos que nos contaste el otro día.
Cuando me fui, me puse a llorar porque la extraño y la reté.Le dije que deje la calle, que deje de "hacer junta" , si el compañero de la calle ni va a verla y él salió corriendo cuando los policías la subieron al patrullero con una itaka...


Así seño ? me lo aprendí? "

También aprendió a esperar que la vengan a retirar de la escuela mucho más tarde que al resto de sus compañeros porque su mamá no está.
Porque cuando alguien en una familia está detenido las cosas cambian, los paseos son otros, el hogar es el de los otros y en el barrio de Violeta la espera es de muchos.